Mi profesor Liu aprendió las prácticas fundacionales del Taoísmo a través de la tradición de las Artes Marciales internas taoístas de China. Luego, fue reconocido como un luminado en la Escuela Tien Tai Mahayana de budismo chino y solamente después, en las montañas de China occidental, aprendió las sutilezas de la alquimia interna taoísta.
Le dije a Liu que había estudiado budismo Zen desde mi adolescencia y entonces le pregunté sobre la estructura interna del estudio de la conciencia y de la meditación en Taoísmo. Me contestó, contándome la Historia de Hui Neng, uno de los patriarcas más importantes del budismo Chan (Zen).[1]
Cuando Hui Neng entró en el monasterio no le pidieron tanto que se sentara y meditara sino más bien que trabajara en la producción de comida, para hacerse útil en la rutina diaria normal de su compañeros residentes.
Primero pasó tiempo trabajando en los campos de arroz y secando el arroz lo que fortaleció su cuerpo.
Después de hacer ese trabajo por un periodo, entró a la pieza de molienda, donde aplicó la misma acción de moler, día tras día con un martillo de mortero para separar el grano de la testa (cáscara). En las mañanas y en las noches se sentaba por un corto tiempo y meditaba, pero principalmente molía el arroz por diez horas diarias.Al inicio, con cada vuelta monótona de la piedra de moler, se dedicaba a triturar el arroz de la forma “más correcta o mejor”. A medida que pasaba el tiempo, empezó a concentrarse menos en la acción de moler - en la cual se estaba volviendo progresivamente más eficiente - y más a observar el trabajo de su mente y de su Chi, mientras la rueda giraba y giraba.
En las meditaciones de la mañana y de la tarde, empezó a aprender a sentarse en Chi Gung, el trabajo de Chi interno del budismo Chan.
Cuando hubo transcurrido más tiempo, Hui Neng tomó conciencia de cómo los pensamientos sutiles y las emociones (frustración, codicia, odio, lujuria, pereza, vicio, celos, esperanza, miedo, rabia, desesperación y todo tipo de deseos), aparecían a medida que molía el arroz.
Lentamente, se encontró proyectando la totalidad de sus emociones en el arroz, mientras se aferraba al grano, lo manipulaba, se volvía letárgico hacia él, frustrado con él, se enamoraba de él y lo odiaba.
En cada grano de arroz empezó lentamente a ver el pasado, el presente y el futuro fundirse en uno, y continuó moliendo, hasta que todos sus pensamientos subliminales más profundos emergieron y hablaron a través del arroz. Paulatinamente tomó conciencia de su espíritu, a medida que sus pensamientos y sus sensaciones psíquicas eran molidos y vueltos “Conciencia sin contenido”.
Mientras molía, la Vaciedad comenzó a aparecer espontáneamente en su mente. Lentamente, la mente/conciencia de Hui Neng se volvió completamente Vacía y quieta. Cada vuelta de la rueda producía un arroz dador de vida y, al mismo tiempo, liberaba su ser, llevándolo a estar en paz consigo mismo. Seguía moliendo, hora tras hora, millones de veces, hasta que el arroz fue arroz y su conciencia fue su conciencia, cada uno en su lugar natural, ni confundidos ni mezclados.
Las millones de moliendas de arroz simplemente sacaban de Hui Neng todo aquello que no era intrínsecamente su sí mismo, dejándolo con su pura conciencia ilimitada.
La molienda del arroz era simplemente una herramienta, un medio de práctica. Del punto de vista de la meditación, el beneficio primero era la clarificación de la conciencia de Hui. El derivado del arroz molido para sustentar el cuerpo era una manera sabia de matar dos pájaros de un tiro.
Luego Liu explicó cómo los cinco modos de entrenamiento para las prácticas preparatorias del Chi son en realidad el medio físico a través del cual, virtualmente, todas las actividades humanas tienen lugar.
Estas cinco prácticas son, en efecto, las mismas que la actividad de moler el arroz.
En primer lugar, hacen el cuerpo sano y fuerte. Luego desarrollan la habilidad de la mente para observar desapasionadamente sus diversas interacciones y conexiones entre mente/cuerpo/espíritu o la ausencia de ellas. Más tarde, las técnicas de quietud sueltan las ataduras de los cuerpos emocional y mental permitiendo al individuo liberarse de la influencia indebida del pasado, sentando así las bases para una madurez emocional.
Finalmente, cada sesión sentada o secuencia de Chi Gung o de Tai Chi o encuentro sexual taoísta continúa refinando la Conciencia. La conciencia normal es llevada más y más lejos hacia la Vaciedad y finalmente la quietud, a la vez que permite al practicante mantener la fuerza y el vigor de la juventud ya sea de pié, moviéndose, sentado, acostado, o teniendo relaciones sexuales.
Los cinco modos de práctica, como la cosecha y la molienda del arroz, se vuelven simplemente una manera de refinar la conciencia, el método de meditación.
En realidad, los modos de prácticas del Chi taoísta son como el cultivar, secar, cosechar y moler el arroz, sólo un medio que enfatiza distintos aspectos de la vida; no son el arte de meditar en sí.
(Traducción de Claire y Daniel)
(El autor no pudo ser encontrado)
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